jueves, 6 de diciembre de 2012

MANYANET DE LA A...A LA Z...


E de Espiritualidad

Espiritualidad Trinitario-Nazarena
Si otros santos han destacado por su cristocentrismo, el camino de Manyanet es absolutamente trinitario. Su unión e intimidad con Cristo, sus largas noches de oración, su deseo de asemejarse a Él, hallan su hontanar en la vida en el Espíritu que alimenta y nutre su fe como camino hacia el Padre. Nazaret es el campo de su contemplación y la pérgola que lo eleva a contemplar – ver con el corazón – a Dios en su misterio Trinitario.

En este sentido, la figura de Desideria, creada por él en La Escuela de Nazaret, no es otra cosa que el trasunto del alma del Padre. En efecto, Desideria – San José Manyanet- va a Nazaret llevada de su profundo anhelo de santidad. Allí aprende que “la santidad es posible”; para ello hay que entrar en la escuela de Nazaret, aprender, hacerse discípulo y llevar, como en un taller, todo lo aprendido a la práctica. Manyanet tiene un profundo sentido de filiación y se acerca a Jesús, María y José como “hijo”. Les habla con total confianza y escucha atentamente sus enseñanzas. Nazaret se ha convertido en su hogar espiritual del cual nunca se ausenta; es más: es un templo en el que habla a los tres Sagrados personajes. Vivirá pues la espiritualidad de Nazaret que es hogar, escuela, taller y templo.

Y de Nazaret saldrá para servir a los hermanos. Manyanet es  hombre de gran actividad, quizá porque es profundamente contemplativo. Y en el corazón de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu, acierta a comprender qué necesita profundamente la sociedad del siglo XIX.  Por eso desea hacer de cada familia un hogar a imagen de la Familia de Nazaret, contando con la participación de los laicos. Manyanet es el santo que ha penetrado en el misterio trinitario como inspirador de la santidad personal a la cual todos estamos llamados, como modelo de vida religiosa y como prototipo de familia.