sábado, 1 de junio de 2013

CORPUS


Se estrena junio, mes del Sagrado Corazón, con la fiesta de Corpus. Las primeras comuniones de muchos niños llenan estos domingos. Pero...¿qué tal las nuestras? Acerquémonos al Pan de Vida, fortaleza que todos necesitamos. Palabra y Pan. La fe que nos alumbra.

viernes, 31 de mayo de 2013

VISITACIÓN DE MARÍA


ELLA FUE LA PRIMERA PROCESIÓN DE CORPUS...

Oh María, Virgen que peregrinas en la fe,
contemplamos tu pobreza y queremos vivirla;
contemplamos tu obediencia, queremos realizarla;                        
pensamos en tu contemplación,
queremos recibirla como don del Espíritu.
Señora y Madre nuestra, haz que nos acostumbremos
a ver siempre en nuestra vida el rostro bondadoso de un Padre
que cuida de nosotros, que nos alimenta más que a los pájaros del cielo,
que nos viste con más hermosura que a los lirios del campo;
un Padre que no permite que suceda nada en nuestra vida que no sea por amor.
María, Virgen fiel, virgen de la fe y de la fidelidad,
ayúdanos a vivir así, en la fe que es confianza,
abandono filial en las manos del Padre; en la fe que se entrega,
fidelidad, que es decir como dijiste tú: "Yo soy la servidora del Señor,
que se haga  en mí según tu Palabra".

María, ayúdanos a vivir alegres en fidelidad. Que así sea.

                                                                                                                              Eduardo F. Pironio

lunes, 27 de mayo de 2013

LONGANIMIDAD


EL ARTE DE ALONGARSE
El otro día, en nuestra reunión de Laicos, trabajamos los dones y frutos del Espíritu. Y de repente surgió, medio en broma medio en serio, una experiencia de Espíritu: hablábamos de los frutos y al llegar a la “longanimidad hicimos broma con la palabrita que, la verdad, se las trae. El término proviene del latín “longus” (largo) unido a “anima” (alma). De una manera clásica se ha aplicado a la capacidad que tiene el alma de esperar largamente a Dios y algunos lo traducen directamente como perseverancia. Longanimidad sería pues perseverancia, paciencia, constancia en el bien. Sería la hermana pequeña de la Esperanza. Nuestro diccionario explica la palabra longanimidad como “grandeza y constancia de ánimo ante la adversidad”
No obstante a mí me marea un poco dar sinónimos cuando las palabras están claras: alma larga, grande, ancha… ¿Para qué más? 
Nos reímos con la palabrita hasta que caímos en la cuenta de que, en realidad, este término era muy frecuente, aunque camuflado, en nuestra vida diaria. Porque en  Canarias  la gente usa una palabra, alongarse, que viene de la misma raíz, longus.  También es cierto que hay quien sostiene que esta palabra es puramente inglesa y viene de long, pero no vamos ahora a perdernos en disquisiciones.
Alongar es alargar, estirar. Dar más longitud, agrandar. Y es también dilatar el tiempo, hacer que algo dure más. Pero en las islas se usa “alongarse” en el sentido de asomarse (normalmente a una ventana, una barandilla…) con algo de riesgo. Alongarse implica movimiento y deseo de ver, de conocer, de no vivir encerrado. Para alongarse hace falta una actitud interna de curiosidad pero es preciso implicar al cuerpo y estirarlo.
Y de repente nos pareció que esa palabra debía definir nuestro grupo, nuestro ser laical en la Iglesia…y hasta a la misma iglesia.
Porque necesitamos alongarnos, salir de los ámbitos cerrados que sólo nos hablan de inmediatez, de materialismo y seguridades. Es preciso alongarse y estirar el cuerpo y el corazón para vivir agarrados a Dios y no caernos, pero para ver también qué sucede en nuestro mundo. Es urgente que asumamos riesgos y que seamos capaces de olvidar seguridades para alongarse al hermano que, en la calle y sin techo, sufre esperando mi mano “alongada”, estirada y abierta. Alongarse supone dinamicidad  y también nuestras comunidades cristianas, nuestras parroquias, necesitan salir, alongarse, llegar, con todos sus miembros en acción, a los que están “fuera”. Ya no vale la imagen de la Iglesia que espera con las puertas abiertas…es necesario alongarse, arriesgarse, indagar nuevos caminos, correr riesgos…
Queremos vivir alongados al misterio de Dios. Sabemos que sólo una pequeña ventana nos permite adentrarnos en su ser y por ella queremos alongarnos. Sabemos que corremos riesgos, porque conocer un poco más a Dios, siempre cambia nuestra vida. Queremos vivir alongándonos a su Misterio; y queremos vivir alongándonos  continuamente hacia el  hermano.
Alongarse. Qué bonita palabra…Alóngate, hermano!