De camino a Jerusalén, pasó por los confines entre Samaría y
Galilea. Al entrar en un pueblo,
salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y,
levantando la voz, dijeron: «¡Jesús,
Maestro, ten compasión de nosotros!»
Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta
voz, y, postrándose rostro en tierra a
los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron
limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a
Dios sino este extranjero?» Y le dijo:
«Levántate y vete; tu fe te ha salvado.» Lucas 17, 11-19
jueves, 10 de octubre de 2013
miércoles, 9 de octubre de 2013
JESÚS APRENDE (I)
Nunca había caído en la cuenta
que, al igual que nosotros, personas adultas que seguimos descubriendo cosas,
aprendiendo cada día, madurando y creciendo por dentro, Jesús tuvo la misma
experiencia. He caído en ello gracias a
un precioso libro, “Ungidas”, de Mariola López, que recomiendo vivamente. Y a
partir de un comentario suyo he ido al evangelio para ver a Jesús adulto seguir
aprendiendo, seguir creciendo. Su vida espiritual no se estancó en ningún
momento y también las personas y los hechos fueron, como lo son para nosotros,
mediaciones de Dios.
Damos por sentado que Jesús
aprendió de José y María su humanidad. Pero situamos normalmente ese
aprendizaje en esos años ocultos y, sobre todo, en esos años – niñez,
adolescencia…- en que, por supuesto, toca aprender.
Pero Jesús es el Maestro. ¿Cómo no va a valer para Él lo que
todos los maestros de pacotilla que somos nosotros, afirmamos con
rotundidad? “Siempre aprendo de mis
alumnos”. “Me enseñan más ellos que yo a ellos”. “Cada día se aprende algo
nuevo…si se quiere aprender”. “Aprendemos juntos”. “Si se quiere, hasta del
enemigo aprendemos”. Muchas frases afirman una experiencia universal: aprender
es propio de la naturaleza humana y nada tiene que ver con edad o situación.
Veamos algunas situaciones en las
que Jesús aprende.
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