jueves, 10 de octubre de 2013

TEN COMPASIÓN DE MÍ...


De camino a Jerusalén, pasó por los confines entre Samaría y Galilea.  Al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»  Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.  Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz,  y, postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano.  Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?  ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?»  Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.» Lucas 17, 11-19

miércoles, 9 de octubre de 2013

JESÚS APRENDE (I)


Nunca había caído en la cuenta que, al igual que nosotros, personas adultas que seguimos descubriendo cosas, aprendiendo cada día, madurando y creciendo por dentro, Jesús tuvo la misma experiencia.  He caído en ello gracias a un precioso libro, “Ungidas”, de Mariola López, que recomiendo vivamente. Y a partir de un comentario suyo he ido al evangelio para ver a Jesús adulto seguir aprendiendo, seguir creciendo. Su vida espiritual no se estancó en ningún momento y también las personas y los hechos fueron, como lo son para nosotros, mediaciones de Dios.
Damos por sentado que Jesús aprendió de José y María su humanidad. Pero situamos normalmente ese aprendizaje en esos años ocultos y, sobre todo, en esos años – niñez, adolescencia…- en que, por supuesto, toca aprender.
Pero Jesús es el  Maestro. ¿Cómo no va a valer para Él lo que todos los maestros de pacotilla que somos nosotros, afirmamos con rotundidad?  “Siempre aprendo de mis alumnos”. “Me enseñan más ellos que yo a ellos”. “Cada día se aprende algo nuevo…si se quiere aprender”. “Aprendemos juntos”. “Si se quiere, hasta del enemigo aprendemos”. Muchas frases afirman una experiencia universal: aprender es propio de la naturaleza humana y nada tiene que ver con edad o situación.
Veamos algunas situaciones en las que Jesús aprende.