SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, APOYO DE MI FRAGILIDAD
"Con amor eterno te he amado"(Jer 31,2)
El que tenga sed, que venga a mí y beba; el que cree en mí, como dice la Escritura, de sus entrañas (o corazón) manarán ríos de agua viva. (Jn, 7,37-38)
Jesús es el corazón donde nuestra humanidad bebe y se transfigura. En su interioridad hallamos aquello que nuestra propia interioridad anhela.
Pero Él ¿dónde reposó? ¿dónde bebió? ¿dónde descansó su decepción, su dolor? ¿A quién fue?
Una sola palabra da respuesta a ello: Nazaret.
Nazaret fue siempre la fuente insondable en la que Jesús bebió. Allí experimentó de una vez para siempre sentirse amado desde toda la eternidad por el Padre. Allí aprendió a amar hasta el extremo. Allí se encendió, como zarza incandescente, su amor. En Nazaret halló su vocación.
Comprender el corazón de Jesús tiene un camino: descender a Nazaret.
AL CORAZÓN DE JESÚS
De Dios sabemos poco, más bien nada;
pero tenemos ya experimentado
que Dios es un Amor siempre entregado,
total gratuidad no calculada.
El Dios –Amor, esencia eternizada,
en su Hijo Jesús quedó encarnado
y al que luego, en la cruz, dejó clavado:
¡Amor loco de Dios!¡Corazonada!
Corazón de Jesús, tan fuerte y tierno,
corazón tan divino, tan humano,
tan manso, tan humilde y tan fraterno.
Icono del Amor de un Dios cercano,
de un Dios de corazón siempre materno:
¡el Amor que es servicio cotidiano!
(José Luís Martínez)
pero tenemos ya experimentado
que Dios es un Amor siempre entregado,
total gratuidad no calculada.
El Dios –Amor, esencia eternizada,
en su Hijo Jesús quedó encarnado
y al que luego, en la cruz, dejó clavado:
¡Amor loco de Dios!¡Corazonada!
Corazón de Jesús, tan fuerte y tierno,
corazón tan divino, tan humano,
tan manso, tan humilde y tan fraterno.
Icono del Amor de un Dios cercano,
de un Dios de corazón siempre materno:
¡el Amor que es servicio cotidiano!
(José Luís Martínez)
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