viernes, 15 de noviembre de 2013

UN DOMINGO PARA MIRAR EN LO PROFUNDO



Como algunos hablaban del Templo, de cómo estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: «De esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.»  Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?» Él dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: `Yo soy' y `el tiempo está cerca'. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.»  Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas y grandes señales del cielo. "Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y cárceles y os llevarán ante reyes y gobernadores por mi nombre;  esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros.  Todos os odiarán por causa de mi nombre.  Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. (Lc 21,5-19)

UNA MIRADA PROFUNDA.

El Templo de Jerusalén era el orgullo de todo judío. Y una maravilla para todos. Pero frente a la majestuosidad, la imponente construcción y la gloria Jesús va más allá. Nada humano, ni el Templo con todo lo que significa, puede convertirse en referente total y absoluto de la persona. Porque Absoluto solo es Dios. Hemos visto morir grandes civilizaciones, personas que eran el centro de un país, genios y artistas. Hace una generación todo el mundo conocía la sentencia: “sic transit gloria mundi” (así pasa la gloria del mundo). Pero resulta muy fácil encandilarse, buscar seguridades falsas (una persona, un movimiento religioso, un partido político…). El evangelio de hoy nos pide la libertad de tener como único referente en nuestra vida a Dios.


UN DISCERNIMIENTO.

Oirás cantos de sirena. No los sigas. Seguir, sólo a Jesús. Para eso hay que tener un corazón atento y capacidad de discernimiento. Reflexionar y distinguir la verdad de la apariencia de verdad. “No os dejéis engañar”. Y ¿cómo distinguir?
La voz de Dios, dicen los santos, produce paz, alegría, sosiego. Aun cuando pueda ser muy exigente y hacer llorar el alma…queda un trasfondo de paz. Esa es la auténtica señal: el gozo. El resto son cantos de sirena.

DEL CAOS AL ORDEN

Confusión, guerra, terremotos, persecuciones…que el cristiano debe atravesar sin miedo, con la confianza puesta en Dios, abandonado a su amor. Porque ni un solo cabello nuestro perecerá…Dios es Dios de vida, todo lo que es muerte no viene de Él. Pongamos la mirada en Él.

LA PERSEVERANCIA SALVARÁ…EL ALMA.

Jesús vino a regalarnos la esperanza. Basta perseverar, ser constantes y tenaces. ¿En qué? Tan sólo en amar. Dios no quiere mis obras sino mi corazón.

Si lo pongo en sus manos…ya estoy salvado.  

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