PAZ y BIEN: Comparto con la comunidad una percepción que me acompaña desde hace mucho tiempo al pensar en la razón por la que María es importante en mi vida de cristiano. Elementos, por llamarlos de alguna forma, del tipo "virginidad de María", "subida al cielo en cuerpo y alma", etc... de María de Nazaret -y desde hace algunos años con más insistencia- nunca han sido para mí elementos de relevancia y que marquen mi seguimiento del modelo mariano. Todos esos "elementos" y otros tantos, nunca fueron decisiones de María; por el contrario todos ellos fueron dones de Dios a la Madre... por tanto, cuestionar -por ejemplo- la virginidad de María ¿no es realmente, cuestionar el poder infinito de Dios, y por tanto a Dios mismo? En mi espacio personal de fe, María es la mujer del SI... es ese momento donde realmente la respuesta dependió única y exclusivamente de ella, nadie más intervino... Alguien le dice "María, serás madre..." y ella, sin más (posiblemente con un nudo en la garganta por lo que podría avecinarse) responde: SEA... Este -creo y vivo yo- es el auténtico testimonio de María... se fió... Dios la invitó a un proyecto y ella se unió de manera incondicional. Probablemente aquella aceptación podría haberle supuesto incluso la pérdia de la vida (las adúlteras eran lapidadas según la ley judía)y, en cambio, ella se fía y dice SÍ... y dice sí, pasara lo que pasara... María es madre y maestra de la FE. Si lográramos bajarla de los altares repujados con pan de oro, y quitarle los mantos bordados con finos hilos de oro y piedras preciosas, seguramente en los callos de las manos, las arrugas de la cara y la ropa un tanto ajada por el paso del tiemp, encontraríamos a la auténtica MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA... sencillamente porque fue aquello lo que sí dependió únicamente de ella: responder al plan de Dios. Un saludo fraterno y nazareno a todas y todos.
Coincido plenamente contigo...hay veces que aún algunos actos "marianos" llenos de "ísimas" (amantísima, santísima etc) consiguen alejarme de la figura de María tal como la presentan...si no fuera por mi empeño en beber del agua cristalina que nos transmite el evangelio. María, mi madre sí. Pero también una mujer de pueblo, buena vecina, que fue creyendo día a día sin entender, sólo confiando...María sin coronas de estrellas, mujer de una pieza, enamorada de un José jovenzuelo...Un día reflexioné en este mismo blog sobre los defectos de la Sagrada Familia...Ellos, y Ella, también crecieron en santidad. Hay cosas en las que no son imitables y, a veces, es lo que más se ha enaltecido. No sé qué ley de compensación funciona...Ojalá agradezcamos lo que se le dio por pura gracia...e imitemos lo que ella, desde su humanidad, nos enseña. Un abrazo. Dolors
Hace muchos años tuve la oportunidad de asistir a unas charlas marianas impartidas por una teóloga, profesora de la Universidad de Comillas, y afirmaba que los Padres de la Iglesia nos habían "robado" esa imagen de MUJER... sin dolores de parto... ella nos decía en aquella inolvidable charla algo así como "¿qué madre no ama, luego de parir, los dolores que trajeron a su hijo o hija al mundo?"... Son precisamente esas "ísimas" de las que hablas las que nos han hecho alejarnos cada día más de María de Nazaret, mujer humilde y sencilla. Mujer, de carne y hueso, como mi madre, como mi hermana, como cualquiera de mis amigas... que aceptó -sin remilgos- la propuesta de Dios... Ese es el modelo a seguir. María, nuestra auténtica madre María de Nazaret lo es desde que dijo SÍ... esa es la invitación, ese es el camino... ese es el sentido del "haced lo que Él os diga..."
PAZ y BIEN:
ResponderEliminarComparto con la comunidad una percepción que me acompaña desde hace mucho tiempo al pensar en la razón por la que María es importante en mi vida de cristiano.
Elementos, por llamarlos de alguna forma, del tipo "virginidad de María", "subida al cielo en cuerpo y alma", etc... de María de Nazaret -y desde hace algunos años con más insistencia- nunca han sido para mí elementos de relevancia y que marquen mi seguimiento del modelo mariano. Todos esos "elementos" y otros tantos, nunca fueron decisiones de María; por el contrario todos ellos fueron dones de Dios a la Madre... por tanto, cuestionar -por ejemplo- la virginidad de María ¿no es realmente, cuestionar el poder infinito de Dios, y por tanto a Dios mismo?
En mi espacio personal de fe, María es la mujer del SI... es ese momento donde realmente la respuesta dependió única y exclusivamente de ella, nadie más intervino...
Alguien le dice "María, serás madre..." y ella, sin más (posiblemente con un nudo en la garganta por lo que podría avecinarse) responde: SEA...
Este -creo y vivo yo- es el auténtico testimonio de María... se fió... Dios la invitó a un proyecto y ella se unió de manera incondicional. Probablemente aquella aceptación podría haberle supuesto incluso la pérdia de la vida (las adúlteras eran lapidadas según la ley judía)y, en cambio, ella se fía y dice SÍ... y dice sí, pasara lo que pasara...
María es madre y maestra de la FE.
Si lográramos bajarla de los altares repujados con pan de oro, y quitarle los mantos bordados con finos hilos de oro y piedras preciosas, seguramente en los callos de las manos, las arrugas de la cara y la ropa un tanto ajada por el paso del tiemp, encontraríamos a la auténtica MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA... sencillamente porque fue aquello lo que sí dependió únicamente de ella: responder al plan de Dios.
Un saludo fraterno y nazareno a todas y todos.
Coincido plenamente contigo...hay veces que aún algunos actos "marianos" llenos de "ísimas" (amantísima, santísima etc) consiguen alejarme de la figura de María tal como la presentan...si no fuera por mi empeño en beber del agua cristalina que nos transmite el evangelio. María, mi madre sí. Pero también una mujer de pueblo, buena vecina, que fue creyendo día a día sin entender, sólo confiando...María sin coronas de estrellas, mujer de una pieza, enamorada de un José jovenzuelo...Un día reflexioné en este mismo blog sobre los defectos de la Sagrada Familia...Ellos, y Ella, también crecieron en santidad. Hay cosas en las que no son imitables y, a veces, es lo que más se ha enaltecido. No sé qué ley de compensación funciona...Ojalá agradezcamos lo que se le dio por pura gracia...e imitemos lo que ella, desde su humanidad, nos enseña. Un abrazo. Dolors
EliminarHace muchos años tuve la oportunidad de asistir a unas charlas marianas impartidas por una teóloga, profesora de la Universidad de Comillas, y afirmaba que los Padres de la Iglesia nos habían "robado" esa imagen de MUJER... sin dolores de parto... ella nos decía en aquella inolvidable charla algo así como "¿qué madre no ama, luego de parir, los dolores que trajeron a su hijo o hija al mundo?"...
EliminarSon precisamente esas "ísimas" de las que hablas las que nos han hecho alejarnos cada día más de María de Nazaret, mujer humilde y sencilla. Mujer, de carne y hueso, como mi madre, como mi hermana, como cualquiera de mis amigas... que aceptó -sin remilgos- la propuesta de Dios... Ese es el modelo a seguir.
María, nuestra auténtica madre María de Nazaret lo es desde que dijo SÍ... esa es la invitación, ese es el camino... ese es el sentido del "haced lo que Él os diga..."