lunes, 1 de junio de 2009

Nazaret

"Necesitamos volver a Nazaret,Necesitamos vivir en Nazaret,si queremos vocear con todas las fuerzasla alegría de ese Dios cercano (metido a fondo)y la libertad interior que acompaña al compromisoa favor de todo lo auténticamente humano."de "Volver a Nazaret" , Madeleine Delbrêl

Volver a Nazaret

"Necesitamos volver a Nazaret,Necesitamos vivir en Nazaret,si queremos vocear con todas las fuerzasla alegría de ese Dios cercano (metido a fondo)y la libertad interior que acompaña al compromisoa favor de todo lo auténticamente humano."de "Volver a Nazaret" , Madeleine Delbrêl

Sobre Nazaret

SOBRE NAZARET

El primer verbo que tenemos al adentrarnos en el misterio de Nazaret es “fue enviado”. No nos gustan los verbos en pasiva, solemos usarlos poco. Pero realmente, a Nazaret no se va por iniciativa propia, es Dios quien nos envía, quien nos dice: ve y contempla el misterio, ve y aprende. El enviado es un ángel. Es como si se nos dijera que Nazaret es hogar de ángeles, que en Nazaret tenemos la oportunidad de transfigurarnos en personas de cielo. Y el ángel obedece y entra en Nazaret o, más concretamente, en la casa de María. Hoy decimos Nazaret y en realidad nos referimos a un hogar. Un hogar que es el todo de aquel pueblo pobre, sin especial interés. Quizá también nosotros seamos pobres, personas que nacen, viven y mueren en el anonimato, personas que no saldrán nunca en la prensa...ojalá tengamos en nuestro interior ese hogar que transfigura todo el pueblo, toda la vida, toda actividad.
El ángel entró. Y pronunciado el anuncio, se retiró.

Ser enviado supone escuchar la orden y obedecer. Para ello es preciso el silencio y el amor. Amor que nos lleva a buscar para anunciar salvación, amor que nos hace entrar en la limitación. El amor, cuando es auténtico, siempre nos lleva a abajarnos, a descender.

Entrar
¿Cómo entramos en Nazaret? Porque Nazaret es ahora el mundo entero necesitado de salvación, de buena noticia, de esperanza y, también, de petición de colaboración. ¿Cómo estoy en el mundo, en mi familia, en mi comunidad? ¿Protagonista o enviada?
Entrar es un verbo dinámico que supone abandonar un espacio para penetrar en otro; que supone dejar la exterioridad para caminar hacia la interioridad, hacia la intimidad.
¿Entramos cada día en Nazaret?

Retirarse
Propio de Nazaret es dar inicio, sembrar. Ya no nos es propio ver frutos, recoger, cosechar. El ángel no se quedó para ver cómo se desarrollaban las cosas, para ver cómo reaccionaba José, cómo iba el parto. Sembró la noticia, el asombro de Dios y confió. Tanto confió que se fue. A lo mejor le hubiera gustado quedarse pero Dios ya se acredita por Él mismo, y, a menos que nos lo pida, no hay que velar por sus intereses como si nosotros pudiéramos algo que Él no puede lograr sin nosotros. La semilla del evangelio de Nazaret está comenzando ahora a fructificar en familias, laicos, asociaciones. La friolera de dos mil años son para Dios un ayer que pasó, una vela nocturna. La paciencia, la confianza, la esperanza son hijas alegres de Nazaret.

De una manera especial esta escena del ángel se puede aplicar a los padres de familia. Ellos son enviados a la vida de sus hijos, en ellos han de entrar, influir, guiar; y, finalmente, también deben saber retirarse porque los hijos no son suyos, tienen vida propia y hay que respetar sin forzar. Los padres son esos ángeles que Dios procura para todo niño.