jueves, 11 de julio de 2013

M. ENCARNACIÓN COLOMINA


                                      SI EL ÁRBOL QUIERE FLORECER, 
                                           QUE HONRE A SUS RAÍCES.

Este proverbio africano me sirve para comunicar a todos una decisión de la Congregación que es motivo de gozo. En la circular que cada año nos escribe la M. General con motivo del aniversario de la fundación de la Congregación (28 de junio de 1874) se nos anunciaba este año que se ha introducido la Causa de Beatificación de M. Encarnación Colomina, nuestra cofundadora. ¡Ya era hora! ¡Aleluya!
Hay gente que se pregunta para qué sirve ese reconocimiento público que supone, además, un lento proceso de investigación de la persona que, por decirlo de alguna manera, se quiere ver en los altares. Como yo era de las que pensaba así puedo responder rápidamente: todo es cuestión de afecto, reconocimiento y gratitud. Tienen razón los que afirman que no será más santa una persona porque la Iglesia lo reconozca así, basta – y sobra, diría yo-  que lo sea a los ojos de Dios. Otros, más sibilinos, aluden a lo que pueda costar el proceso, que cuesta, claro, porque en general  hay una persona que se va a dedicar durante algunos años a eso. Y seguro que se publicarán pequeñas biografías y estampas, claro está. Pero ¿puede medirse el bien que han hecho a miles de personas el conocimiento de los santos, la lectura de sus vidas, la devoción particular que se les tiene y tantas otras cosas? Pues no, no puede ponerse en balanza alguna a menos que queramos caer en el ridículo.
Son muchas las personas que han cambiado su vida leyendo la vida de un amigo de Dios, meditando sus escritos, siguiendo su estilo y carisma. Mi vida, por ejemplo, no se explica sin Manyanet. Pero tampoco sin M. Encarnación Colomina. Porque la Congregación, por mucho empeño que puso en ella Manyanet, precisó del aguante silencioso y fiel de una mujer.
Os la presento brevemente:
Manuela Josefa Colomina Agustí nació en Os de Balaguer (Lleida) el 24 de diciembre de 1848. Educada en un ambiente de piedad ingresó en las Religiosas  de Enseñanza de María Inmaculada (Tremp) de las que saldrá, gravemente enferma, poco después de iniciar el noviciado. Por estas fechas ha conocido ya al Padre José Manyanet que se convierte en su director espiritual. El 9 de marzo de 1877 ingresa en las Religiosas de la Sagrada Familia, fundadas en 1874 por el Padre Manyanet. Pronto tendrá responsabilidades y eso la sitúa en el ojo del huracán pues la autoridad de Manyanet va a ser discutida hasta tal punto que el Obispo lo destituye y le prohíbe que se relacione con las religiosas fundadas por él. M. Encarnación se alza defendiendo su figura y también es destituida de su cargo de superiora. En 1880 asistirá al capítulo de Talarn que promulga un nuevo estilo de vida. Ella será la única en no aceptar la reforma que se aleja del espíritu del Padre Manyanet; confinada a Granadella con la esperanza de que “recapacite” finalmente será expulsada del Instituto en 1882. Junto con otras compañeras que también fueron expulsadas por su fidelidad a Manyanet, se pone en contacto con éste y pasan a vivir a Barcelona donde tras doce años de oscuridad, fidelidad y fortaleza son reconocidas oficialmente por el obispo de Vic al fundar una casa en Aiguafreda. Por especial voluntad del Padre Manyanet, Madre Encarnación Colomina llevará a cabo la fundación de Aiguafreda y el Colegio Ntra Sra de los Ángeles ( Sagrera, Barcelona ) En 1899 el Padre Manyanet la designa priora del Instituto femenino.
El capítulo de 1905, que supone un giro congregacional, retira a Madre Encarnación toda responsabilidad. Destinada al colegio San José y de nuevo al colegio Ntra Sra de los Ángeles, dio ejemplar testimonio de humildad, fortaleza y fidelidad. El 27 de noviembre de  1916    fallece en el colegio Ntra. Sra. de los Ángeles.
Madre Encarnación Colomina fue la roca firme sobre la que el Padre Manyanet se apoyó para fundar el Instituto femenino. Extremadamente fiel a su vocación y al estilo de vida consagrada propugnado por el Padre Manyanet fue su excelente colaboradora y una mujer que no buscó otra cosa que cumplir la Voluntad de Dios dando honor a la Sagrada Familia. 


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