"Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por
diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en
la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo
para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar
una milla vete con él dos.
A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.
"Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial. (Mateo 5,38-48)
A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.
"Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial. (Mateo 5,38-48)
Jesús sigue
haciendo gala de la autoridad que le da su vida y su mensaje y, sobre todo, la
coherencia que hay entre ambos. Por eso es capaz de decir: Pero yo os digo…
NO-VIOLENCIA
La estatura
moral de la persona humana es algo que se ha ido revelando lentamente, con el
paso de los siglos. La Ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente) a la que
alude Jesús había sido ya un avance moral al considerar la venganza como un mal
y establecer unas normas “justas” al que te hacía mal. Si alguien te arrancaba
un ojo, por ejemplo, es desproporcionado matar a esa persona. Si es “justo”
arrancarle tú un ojo, sólo uno. El Código de Hammurabi supuso un gran avance y
era el que, en cierta forma, regía en tiempos de Jesús.