Estos días hay
ambiente de inicio y eso suele ser bueno porque aunque, en general, somos
quejicas, todos llegamos con ilusión y ganas de hacerlo bien al nuevo curso
escolar.
Este verano
viví una situación rutinaria de colapso en carretera que me ha quedado como
ejemplo para el curso y quiero transmitiros lo que pensé.
En Barcelona,
un domingo de fiesta y con excursión preparada, tuve que cruzar la ciudad. Iba
con el tiempo justo y tenía dos vías a escoger: o ir por dentro ciudad o coger
la ronda que la rodea. Dudé unos instantes porque el domingo a primera hora no
suele haber tráfico por la ciudad pero en el último instante cogí la ronda que
se supone más rápida.