viernes, 2 de agosto de 2013

TIEMPO DE ESPÍRITU


XXI CAPÍTULO GENERAL DE LAS MISIONERAS HIJAS DE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET.

Llegadas de todo el mundo – Italia, España-Camerún, Brasil-Paraguay, Venezuela, Colombia-Ecuador…- el día 1 de agosto se reunieron las religiosas capitulares en el Colegio Montserrat (Barcelona)  donde un nutrido grupo de religiosas de España-Camerún había preparado una fiesta de bienvenida para todas.
Tras el rezo de vísperas y la cena, se comenzó la celebración de la que fue parte muy importante un merecido homenaje de gratitud a las dieciocho años de servicio de M. Edith Gutiérrez como Superiora General. Hubo momentos de risa, de juego…y de emoción. Hubo signos entrañables y momentos de oración. Todo en la placidez de una noche de verano – la fiesta era al aire libre- y con la alegría que nos caracteriza.
El día 2 comenzó con la Eucaristía, celebrada en el santuario de San José Manyanet  y presidida por el P. General de la Congregación hermana. Después de la misa –sobre el altar que guarda los restos del fundador- visitamos el Memorial o museo del P. Manyanet y a continuación hubo una comida festiva en el colegio Mare de Déu dels Àngels.
Al finalizar, despedimos a las capitulares que se dirigieron al Colegio Montserrat para comenzar, con las palabras de apertura de M. Edith, el XXI Capítulo General Ordinario.

COMO CENTINELAS


XVIII  DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «No temas, pequeño rebaño, porque el Padre de ustedes ha tenido a bien darles el Reino.
Vendan sus bienes y den limosna; consíganse bolsas que no se desgasten, y acumulen un tesoro inagotable en el Cielo, donde no se acercan los ladrones ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.
Tengan ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Ustedes estén como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre despiertos; les aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprendan que, si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría asaltar su casa. Lo mismo ustedes, estén preparados, porque a la hora que menos piensen viene el Hijo del hombre».
Pedro le preguntó:
— «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió:
— «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración de alimentos a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Les aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: “Mi Señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y a las criadas, y se pone a comer y beber y a emborracharse, llegará el Señor de aquel criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
El criado que conoce la voluntad de su señor, pero no está preparado o no hace lo que él quiere, recibirá un castigo muy severo. En cambio, el que, sin conocer esa voluntad, hace cosas reprobables, recibirá un castigo menor.
A quien se le dio mucho, se le exigirá mucho; y a quien se le confió mucho, se le pedirá mucho más». (Lc 12, 32-48)

UN HIJO NO TEME.

Deberíamos recordar – y últimamente los Papas lo recuerdan – que uno de los primeros mandamientos de Jesús no es que amemos (eso vendrá después) sino que no temamos. La persona ha nacido para la confianza y la libertad pero, sin saber cómo, nos llenamos de miedos que nos paralizan y nos quitan la alegría. Nuestra sociedad propicia los miedos al desconectarnos de nuestro yo profundo y vivir para lo exterior. Es preciso volver a la cultura del corazón, al cultivo de la espiritualidad.

USAR, NO ACUMULAR. O EL VALOR DE LO ETERNO.

Jesús nos promete el Reino. Pero nos avisa de que no acumulemos bienes materiales pues el corazón fácilmente nos traiciona. El reino es de los libres. De aquellos que han puesto su mirada en la meta y corren sin desfallecer, soltando lastre. Hablamos poco del cielo en círculos cristianos. Quizá en un tiempo se abusó de ello pero no perdamos de vista que hemos nacido para el cielo. Para lo que no caduca, para lo eterno. Nuestra vida tiene valor en cuanto es un presagio de eternidad. Acumular en la tierra es tan absurdo como plantar la tienda de campaña en un trampolín.

ESTAR ALERTA

Hoy en día parece que vivir alerta es casi sinónimo de vivir alarmado y nada más lejos, en la mentalidad de Jesús, que aúna ese estado de vigilia permanente con la paz más profunda. Sólo un corazón pacificado es capaz de vivir alerta porque sólo cuando todo lo relativo se ha relativizado cesan lo miedos y estamos atentos a lo esencial

TRES PARÁBOLAS DE AUSENCIA

Después de la indicación de Jesús para que acumulemos tesoros en el cielo, el evangelista hilvana tres parábolas que, en el fondo, tratan de lo mismo: la ausencia de Dios y nuestra respuesta ante ella.
La reacción de cada protagonista de la parábola depende de la imagen que tiene de ese Dios ausente que, de repente, llega. Empecemos por la última:
Para el criado que no siente suyo el mundo y cuanto Dios nos ha legado, la aparente ausencia de Dios es motivo de irresponsabilidad y desenfreno, incluida la violencia. Dios no es otra cosa que un amo y el criado tiene “moral de esclavo”: sólo trabaja en presencia del dueño. Es un relato que nos remite al hijo mayor de la parábola de hijo pródigo. A veces los hijos optamos, tristemente,  por vivir como siervos…
Para el inconsciente y distraído, Dios es un ladrón, alguien cuya llegada siempre pilla desprevenido. La frivolidad y superficialidad hacen que la gran riqueza que poseemos – nuestra propia vida interior- esté siempre en peligro.  
Sólo para el criado fiel que espera, Dios es un Esposo, Alguien que, por encima de todo, nos ama y nos sirve (imagen absolutamente hiperbólica y absurda la del amo que llega de madrugada y se pone a servir a los criados. Pero Dios es así)  
Parece quedar claro que Jesús nos habla de dos maneras de llegar Dios a nuestra vida: de frente, llamando a la puerta, y por detrás, asaltando la casa. Dios puede llegar de forma luminosa, en instantes de dicha y felicidad, en momentos de calma y paz. Pero puede llegar “por detrás”, en el dolor y la enfermedad, la cruz callada y la soledad, el desprecio y el fracaso.
Llegue por donde llegue mi corazón debe reconocer al Esposo y “amar no el don sino la mano que me alarga el don” (Manyanet)

LA TENDENCIA AL ELITISMO

Pedro tiene una pregunta muy graciosa pero peligrosa: ¿lo dices por nosotros o por todos?. En el fondo, Pedro  marca una línea psicológica de separación entre los seguidores de Jesús – ellos – y el resto. También con frecuencia nosotros nos posesionamos de la verdad y jugamos en dos equipos: los cristianos y los otros. Jesús no responde a la pregunta de Pedro pero añade, después de la tercera parábola, un precioso y maravilloso principio de justicia: a quien mucho se le ha dado, mucho se le pedirá… Y haciendo las mismas cosas, no todos serán reprendidos de igual forma. La bondad o maldad de los hechos está en la intención con que se han realizado. Por tanto, aún cuando veamos cosas reprobables, no juzguemos. El juicio sólo pertenece a Dios que escruta y conoce los corazones.

A nosotros sólo nos toca vivir como viviríamos con Dios al lado. Porque ahí está.