Nadie ha subido al
cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés elevó la
serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para
que todo el que crea tenga en él la vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo
que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino
que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar
al mundo, sino para que el mundo se salve por él.(Juan 3,13-17)
“Y como
Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo
del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna.” (Jn 3, 14-15)
Si te sientes herido porque has puesto tus manos en
mil tareas, y parece que has perdido el tiempo, o por el contrario, has tenido
éxito y te descubres insatisfecho, mira al que, levantado el alto, te muestra
sus manos clavadas, para ofrecerte el remedio a tu prepotencia, y podrás
realizar en su nombre el bien, sin resentimiento ni vanidad.