martes, 23 de junio de 2009



DAVID Y GOLIAT O CÓMO ENFRENTARSE A LA TENTACIÓN

Con frecuencia la tentación nos acecha. En la biblia hay numerosos relatos de cómo somos tentados y, también, cómo puede vencerse la tentación. La historia de David y Goliat es un ejemplo de ello ( 1ºSam (9:17:1 - 9:17:58)

David se sabe pequeño y quizá nosotros también nos sentimos muy pequeños, muy frágiles ante la tentación. Tentación de desánimo, de romper nuestros compromisos, de acomodarnos para no complicarnos la vida, de querer ser "como todos", de abandono de la vida interior, de egoísmo pequeño consentido...¡tantas veces nos circunda la tentación!.

Pero David nos da la primera lección al "mantener distancia". No se acerca, no lucha cuerpo a cuerpo con Goliat pues hubiera sido derrotado. Si nos acercamos a aquello que es objeto de nuestra tentación nos pasa como a las mariposas ante la luz: mueren quemadas. Normalmente el objeto de nuestra tentación nos "fascina" pero si me acerco...puedo morir. Por tanto, distancia.

La segunda lección es que David lanza una piedra a la cabeza de Goliat. La cabeza es la sede del pensamiento y, en general, la tentación comienza por el pensar: "ahora me quedaría en casa tan a gustito", "si todos los padres ceden porqué tengo que estar batallando yo" "ya iré otro día a la reunión" "no puedo más, es superior a mis fuerzas"... David lanzaría una piedra con fuerza y eso es lo que hay que hacer: detectar el pensamiento y ¡piedra!.

Si mantenemos distancia porque nos sabemos frágiles y lanzamos pedradas a ese pensamiento incordiante que se nos ha colado...derrotaremos nuestro Goliat.

¿Y qué piedras? Cada uno encuentra la suya: una frase de un salmo, una jaculatoria, un mirar al cielo...Nadie lo va a notar pero tú estás venciendo.

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