martes, 14 de julio de 2009



SÍSTOLE Y DIÁSTOLE EN LA ESPIRITUALIDAD DE NAZARET

La creciente expansión de la espiritualidad de Nazaret es uno de los signos de riqueza de nuestro s. XX. Durante siglos y pese a la gran devoción mariana no se pensó nunca en la Santa Familia. José fue una figura oscura, olvidada; una excusa casi para no dejar a la intemperie a María. A partir del s. XVI comienza a tener relieve, se profundiza en su figura y se expande su devoción y en el s. XVII comienza la devoción a la “Sagrada Familia”. Se crean cofradías, asociaciones.... En el s. XIX hay un auténtico “boom” de fundadores que centran su espiritualidad y la de los Institutos fundados en la Sagrada Familia. Diría que es un movimiento de sístole en el corazón de la Iglesia; recordemos que sístole es el movimiento de contracción del corazón y de las arterias para empujar la sangre por el sistema circulatorio del cuerpo.
Durante años muchos Institutos religiosos han vivido como propia la espiritualidad de Nazaret. Era un movimiento de contracción, de profundización necesaria, de preservación para llegar al movimiento de diástole que consiste en un movimiento de dilatación de las cavidades cardíacas durante el cual estas se llenan de sangre.
A mi parecer la Iglesia vive hoy, respecto a la espiritualidad de Nazaret, el movimiento de diástole: ha empezado ya una dilatación imparable de la devoción a la Sagrada Familia que ha pasado ya a los laicos, a numerosos Movimientos, Asociaciones familiares etc que se inspiran en el estilo de la familia de Nazaret para vivir su vida sumergidos en el mundo. Esto llena de vida la Iglesia y constituye un gozo inconmensurable. El corazón tiene ambos movimientos. Laicos y consagrados somos un todo en Nazaret...

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