C de Cualidades humanas
Las cualidades humanas de
Manyanet le sirven como trampolín para alcanzar la santidad. Son la trama sobre
la cual Dios tejerá su Voluntad. Pero ¿cuáles eran esas cualidades?
Por una parte estaba dotado de
una gran inteligencia. Ello le
proporcionará la posibilidad de abrirse otros horizontes, estudiar, ser capaz
de analizar su presente e intentar transformarlo. Era extremadamente laborioso, no escatimaba esfuerzos ni
noches de sueño. Caixal llega a reprenderle: “trabajas demasiado”…Otra cualidad
suya era la humildad. Pese a sentir
la llamada de Dios a iniciar nuevos caminos siempre buscó guía, asesoramiento.
Tenía también acusada sensibilidad,
amaba la naturaleza, los libros, la música y por encima de todo le afligía todo
tipo de dolor y carencia humana. La empatía
lograba que, poniéndose en el lugar del otro sin juzgar, fuera buscado como
director espiritual y su delicadeza
le valió fama como tal entre las religiosas. Mostró especial empatía con los
niños que le buscaban y le querían. Un sentido
del humor suave y bondadoso puede percibirse aún en sus escritos. Sabe
reírse de sí mismo, de sus enfermedades y lo usa, con frecuencia, para quitar
hierro a situaciones dolorosas, también para exigir. La creatividad le llevó a la acción, a buscar soluciones para una
sociedad descristianizada. No le importó fundar escuelas en barcos ni empezar
una y otra vez. Usó los medios a su alcance, fundó revistas, escribió…y soñó.
Gran creatividad demuestra al crear la figura de Desideria y más aún al
proponer la erección de un Templo. La exigencia
sobre sí se nota ya en el niño que en Barbastro se traza un estricto plan de
vida. La tenacidad fue virtud que
brilló especialmente en él. Cuando veía claro algo no cejaba en su empeño y
resistió siempre, aún en las circunstancias más difíciles, la tentación del
desánimo. La lealtad hacia las
personas era tan fuerte que llegó a ser, a veces, inconveniente: no supo
negarse a la petición de Caixal, no quiso pensar mal de las maquinaciones del
P. Barber…le costaba mucho rendirse a la evidencia de que no todos obraban con
rectitud.
Brilló en él la capacidad organizativa; así se percibe
en todas sus constituciones, que señalan y prevén los más pequeños detalles.
También supervisó obras, organizó bibliotecas y, durante toda su vida, administró, con buen tino, los escasos
bienes materiales que poseía. El amor a la familia y el amor a su tierra
completan una psicología humana fuertemente atractiva.
Junto a esto una notable energía,
una cierta dosis de impaciencia y una docilidad extraordinaria hacían de
Manyanet un hombre de gran valía. Todo este tejido de cualidades humanas
brillará con luz propia al ser iluminadas por la fe.
C de Carisma
El carisma de San José Manyanet
hunde sus raíces en el Misterio de la Trinidad divina que él ve reflejada en la
Sagrada Familia. El Misterio Trinitario se convierte en nuestro ideal de vida
pero antes de ser tal es nuestro origen. En un mundo, el de Manyanet y el
nuestro, que necesita con urgencia
ejemplos de donación, comunión y fidelidad es una Gracia haber sido encaminados
a la vida escondida del Dios escondido que se hace uno de nosotros.
La síntesis del carisma recibido será “seguir y anunciar a Cristo en el Misterio
de Nazaret”. El carisma que Manyanet recibe y nos transmite nos sitúa en la
intimidad de Dios, nos sitúa en su hogar.
Para Manyanet, Nazaret es el compendio del Reino tal como
debe vivirse aquí en la tierra. Por eso recibe con gratitud el carisma y lo
entrega con diligencia, puesto que todo carisma es un don del Espíritu Santo en
bien de la edificación del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Un carisma es,
siempre, la bendición de Dios sobre una persona para que la comunión trinitaria
sea una realidad eclesial y humana. El Misterio de la Encarnación es la página vivida por nuestro fundador que, como Desideria, halla en Nazaret todo lo que su corazón desea. Conoce que Dios redime a la humanidad desde su ser familia y por eso la familia será para san José Manyanet la obsesión de su apostolado. Dios con nosotros se ha hecho hogar y toda familia es hogar de Dios. Revelar esa condición es la misión que se deriva del carisma recibido.
No hay duda de que el carisma de Nazaret eleva la condición humana a la vida divina…
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