viernes, 9 de noviembre de 2012

MANYANET DE LA A...A LA Z...


B de    belleza

Manyanet tiene alma de artista. Ama espontáneamente lo bello quizá porque desde niño intuye que el rastro que deja Dios en sus criaturas es, precisamente, la belleza. Y él la ve desde niño en  un paisaje nevado que le atrae hasta el punto de ponerse  en peligro. Percibe también la belleza de las flores del jardín parroquial que cuida con Mn. Valentí Lledós a su lado. De especial modo la capta en la música: de niño pertenece al coro parroquial y, ya fundador, insiste en que los niños de sus colegios reciban cultura musical.
Cuando describe  la consagración que su madre hace de él a la  Virgen de Valldeflors, sorprende el subrayado de la belleza:
“María…oh Hermosa y siempre pura (…) Vi una Señora de imponderable hermosura…mi madre habló largo rato en voz baja con aquella Beldad (…) yo posé mis ojos (que los tenía fijos en la Hermosa) en los labios de mi madre…que volviéndose a la Bella (…) le dijo(…). Sí, yo la vi, yo vi aquella Beldad…yo os vi, oh bella María”
El niño Manyanet vive la  experiencia sublime de lo religioso como una manifestación de Belleza. Este hecho lo marcará para siempre. Y será un buscador   y creador de belleza: amará también las buenas lecturas, la compañía de los libros; y los escribirá. La belleza del amor la descubrirá en la familia. Y su amigo Gaudí la plasmará en un Templo universal: la Sagrada Familia,  de Barcelona.
B de    bonaventura
El dulce nombre de su madre va unido a su primera experiencia religiosa. Y va unido al concepto de mujer fuerte que Manyanet admira. Su madre será su guía y la persona  que más influirá en su crecimiento cristiano y también humano pues gracias a mil sacrificios logrará que ese pequeño, dotado de excepcional inteligencia, pueda acceder al sacerdocio. Y desde ese ministerio Manyanet tocará la Belleza y la repartirá.
B de    Barbastro
En Barbastro despierta la vocación religiosa que Manyanet lleva en el alma. Admira a los religiosos escolapios y sueña en ser como ellos. No lo será pero guardará gratitud eterna a su fundador, San José de Calasanz.
En Barbastro recibe, el 30 de mayo de 1849, el sacramento de la confirmación que lo prepara definitivamente para el sacerdocio. Tiene 16 años.
B de    bonaventura Mullol.
El 4 de agosto de 1870 profesa en su manos un joven que será su gran colaborador: Bonaventura Mullol, el único del grupo inicial de los religiosos de la Sagrada Familia que permanecerá  fiel y morirá en el Instituto hermano. Ocupará desde el principio cargos de responsabilidad y sucederá al P. Manyanet como Superior General de los Hijos e Hijas de la Sagrada Familia a la muerte de éste. Guardó siempre una entrañable y estricta fidelidad a Manyanet.
Así, entre una mujer, su madre, y un compañero, se escribe la buena aventura que Manyanet vivió  en su vida. 

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