Cada vez me
divierte más la condición humana. Porque hay que ver cómo nos las arreglamos
para engañarnos o para, como diría Isaias, llamar bien al mal y mal al bien.
Los que trabajamos con jóvenes sabemos de sobra que hay un pecado capital que
goza de gran prestigio. No he encontrado a nadie que confiese sin cierto rubor
que no sabe vivir sus pulsiones sexuales como debería (aunque a lo mejor no
coincida con nuestros parámetros ni de lejos) o que no sienta vergüenza de
confesarse envidioso. Pero son muchos los que te dicen con una sonrisa de oreja
a oreja: “es que soy muy vago” “No, si es que la pereza me puede”, “Yo sé que
puedo pero…me da pereza!”.
Parece que la
pereza no avergüenza. El responsable, el que curra a conciencia, no lo pregona.
Pero el perezoso sí. “Soy muy vago”. ¡Y sonríe!
El tiempo de
ocio, que ha sido una conquista laboral, se ha convertido también en una trampa
que las palabras reflejan bien. Hemos aprendido a llamar al tiempo de
no-trabajo “tiempo libre”, como si aquel en el cual desarrollamos todas
nuestras capacidades fuera tiempo de esclavitud.
Hoy voy a
detenerme en el que yo considero el pecado más, más capital de cuantos existen.
La pereza, palabra que etimológicamente significa “flojo”. Veamos tipos de
pereza:
PEREZA FÍSICA: es quizá la
más conocida y la que menos aceptamos socialmente en grandes dosis pero
practicamos todos a pequeña escala: esos cinco minutos que alargamos en la
cama, esa búsqueda de la postura más cómoda, esa negación a agacharnos para
recoger un papel…Obviamente, si esto crece, ofrece ya un cuadro que rechazamos
pues se acerca a la apatía. Y eso, como mínimo, es poco elegante.
PEREZA MENTAL
Los jóvenes suelen ceñir este tipo de
pereza al estudio. Pero ese es sólo un aspecto. ¿Qué pasa con la pereza de
enfrentarse a las grandes preguntas existenciales como ¿quién soy, cuál es mi
misión, de dónde vengo, qué es la felicidad…existe Dios, qué es el amor…? Uno
puede ser inquieto, nervioso, no parar un momento y creer por ello que no es
perezoso. Hay gente activa muy perezosa. Porque hace para no pensar, actúa para
evadirse de la actividad más importante del ser humano: reflexionar.
Un síntoma de
pereza mental es el miedo al silencio, tan extendido hoy. Qué bien venía, hace
años, la costumbre de sumergir a los jóvenes tres días en el silencio haciendo
no ejercicio físico sino “ejercicios espirituales”. Pero hoy se tiende a pensar
en común y muy poco a estar sólo. No pensar implica no
vivir, no tomar decisiones, no disfrutar de verdad. La diversión de muchos pasa
por la música a todo volumen, los cascos permanentes, el bullicio y el
botellón. Imposible crecer así.
Pensar
necesita soledad, atención a lo esencial y capacidad crítica. Ningún invento,
ningún adelanto, ninguna obra de arte es fruto del ruido. El inventor y el
artista se retiran para crear. Y no hay creación más importante que la de
forjar la propia personalidad, sustentar opiniones, tener ideas propias. La
protagonista de "Lo que el viento se llevó”, Escarlata O’Hara, es una mujer
activa pero muy dada a la pereza mental. Su estribillo es “Tengo que pensar,
tengo que pensar…ya pensaré mañana”. Y aunque salva Tara… fracasa su vida.
PEREZA ESPIRITUAL Si se practica
la pereza mental se practica también la espiritual, pues van muy unidas. Pero
vamos a ver cómo es un tipo de pereza…muy frecuente en el cristiano. Damos por
sentado que seguimos a Cristo pero ¿leemos cada día el evangelio? ¿leemos
libros para el espíritu, leemos los clásicos de la Iglesia? ¿leemos las
encíclicas o documentos de la Iglesia? ¿Nos formamos teológicamente?
Y más a
fondo…¿nos preocupamos de crecer en virtud, de responder la llamada a la
santidad? O ¿aceptamos perezosamente nuestro defectos con un “yo soy así” que
nos congela en el enanismo? Resulta curioso ver confesionarios vacios…lo cual
es todo un síntoma de pereza espiritual. De no querer crecer.
El s. XXI es
el siglo del laico. Pero necesitamos un laico formado, un laico sin pereza
espiritual.
El verbo de
Nazaret es crecer. Y no hay enemigo mayor para el crecimiento que la pereza. El
perezoso es como un jardinero que recibe un terreno y semillas de gran
calidad…y decide ponerlas en el congelador de la nevera.
He comenzado
diciendo que la pereza me parecía el gran pecado capital. Porque se puede ser
iracundo – como San Pablo- y un gran santo. Se puede ser lujurioso – como San
Agustín – y un gran santo. Cierto que no fueron santos con esos pecados porque
los fueron limando y fueron alejándose de ellos. Eran pecados que no cerraban
el camino. La pereza sí. Porque ya no te pones en camino sino que te tumbas en
el punto de partida.
Pidamos a Dios
que nos aleje de la pereza. Y si no…”un buen bastón”.
CONFIESO QUE ESPERO , CON UN " FISCO "DE IMPACIENCIA , QUE LLEGUE EL MOMENTO ÉSTE . ME CONDUCE DIRECTAMENTE AL CORAZÓN Y ME AYUDA A MEDITAR , A REFLEXIONAR , A PENSAR DE FORMA REAL EN CUÁNTAS CUESTIONES NOS SACUDEN ; SOY " ADICTA " A LAS HOMILÍAS DEL PAPA , A ESTA SESIÓN , A LA ESCUCHA DE CANTOS RELIGIOSOS ... PERO , ESCUCHAR A DIOS EN EL SILENCIO , PENETRAR EN LA PALABRA PARA ENCONTRAR LA PAZ Y EL DESCANSO QUE SÓLO SE CONSIGUE EN EL ENCUENTRO DIARIO CON DIOS . OJALÁ ME CONFORTARA SIEMPRE SU PALABRA ! HAZ QUE NO ME OLVIDE NUNCA LA MISIÓN QUE ME ENCOMENDASTE : SERVIR CON ALEGRÍA , TRABAJAR PARA QUE TODOS TE CONOZCAN , PADRE . LAS BASES ESTÁN PUESTAS , ES CRISTO , NOSOTROS SOMOS SERVIDORES QUE RECIBIMOS DE DIOS UNOS DONES , QUE DIOS HACE CRECER PARA QUE NUESTROS CUERPOS SEAN TEMPLO DE DIOS . ¡DEJA ENTRAR AL SEÑOR , CUENTA CON ÉL , DÉJATE ATRAPAR POR SU ESPÍRITU ! DIOS NOS AMA AÚN EN NUESTRA DEBILIDAD , ¡ DIOS OS BENDIGA ! BESOS FRATERNALES .
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