A de
amor
al Dios que se hace familia
Manyanet entiende la familia como esa matriz afectiva donde el
niño/a se forja persona. La familia, suma belleza de expresión amorosa, forja
un mismo sentir, un mismo pensar, un mismo obrar a la vez que respeta
profundamente la individualidad de cada ser.Por eso se enamora del Dios que
quiso ser familia, del Dios pequeño llamado a crecer en nuestros corazones.
El amor al Dios Familia
le lleva a hablar constantemente de la
Trinidad del Cielo y la Trinidad de la Tierra. Formar parte de Nazaret, vivir
en la Trinidad de la Tierra, es anticipar ya aquí la gloria de vivir en la del
Cielo.
El amor de Manyanet a
Dios tiene una fuerte dimensión trinitaria.
Si otros santos han destacado por su cristocentrismo, el camino de Manyanet es absolutamente trinitario. Su unión
e intimidad con Cristo, sus largas noches de oración, su deseo de asemejarse a
Él, hallan su hontanar en la vida en el Espíritu que alimenta y nutre su fe
como camino hacia el Padre. Nazaret es el campo de su contemplación y la
pérgola que lo eleva a contemplar – ver con el corazón – a Dios en su misterio
Trinitario.
A de
apóstol
Manyanet fundó a los
Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José y a las Misioneras Hijas de la
Sagrada Familia de Nazaret, con la misión de imitar, honrar y propagar el culto
de la Sagrada Familia de Nazaret y procurar la formación cristiana de las
familias, Llamado a presentar al mundo el ejemplo de la Sagrada Familia de
Nazaret, escribió varias obras y formas de devoción, como el Trisagio a la
Sagrada Familia, fundó la revista La Sagrada Familia y promovió la erección, en
Barcelona, del templo expiatorio de la Sagrada Familia, obra del arquitecto
siervo de Dios Antonio Gaudí, destinado a perpetuar las virtudes y ejemplos de
la Familia de Nazaret y ser el hogar universal de las familias. Estas
iniciativas eran fruto de su contemplación y también de su sensibilidad social
y eclesial.
El Espíritu forjó su
personalidad para que fuera en la Iglesia testigo del misterio de salvación
realizado en el seno de la Familia de Nazaret y le envió como mensajero del
“Evangelio de la familia”. Su gran aspiración era que “todas las familias
imiten y bendigan a la Sagrada Familia de Nazaret”; por ello, quiso hacer un
Nazaret en cada hogar, una “Santa Familia” de cada familia.
Supo buscar siempre la
creatividad apostólica que le llevó a crear nuevas formas para dar a conocer el
evangelio. En el fondo, su principal apostolado fue su santidad que, como
afirmó Juan Pablo II, tiene su origen en la Sagrada Familia.
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