domingo, 6 de abril de 2014

GESTIONAR EL PROPIO PECADO


Cuando uno mira su propia vida, cuando ve los caminos torcidos y las sombras es cuando, en el fondo, nos enfrentamos a la “idea” que nos hemos hecho de Dios.
¿Qué hacer ante el pecado? ¿Avergonzarse?¿Entristecerse? ¿Molestarse? ¿Indignarse?. Todas esas son unas primeras respuestas que indican que aún seguimos mirándonos y no miramos a Dios. Si nos avergonzamos es porque en el fondo pensamos que nuestra categoría humana se ha rebajado…si nos entristecemos es porque nos falta esperanza y nos sentimos atrapados…si nos molesta es porque nuestra imagen se ha roto y nos sentimos humillados…si nos indignamos es porque nos tratamos como gigantes que no deberían haber sido débiles…

El camino de Nazaret ha de vivirse también en el momento en que me enfrento a mi pecado. Y el camino de Nazaret es el del Abandono. No te preocupes de tu propio pecado, de si es muy grande o es pequeño, de si te tiene atrapado o es puntual. Levanta los ojos a Dios como un niño pequeño que lleva a su papá, con disgusto, el juguete roto… y pídele que lo arregle.
No nos paremos mucho a analizar, entreguemos nuestro pecado. Seguro que nos gustaría ofrecerle maravillas pero en nuestra debilidad se manifiesta su poder
El repara los corazones dañados, venda todas las heridas. Él ha venido a restaurar, es su misericordia y su bondad lo que hay que mirar…y admirar. A Dios le gusta perdonar y nunca rechaza “un corazón quebrantado y humillado”.

UN EJEMPLO CURIOSO

Reflexionaba sobre esto cuando he leído una noticia científica sobre el escarabajo pelotero:
Nadie diría que una criatura tan pegada a la tierra, con un cerebro tan pequeño y una capacidad mental tan escasa puede ser capaz de tener ciertos «conocimientos» astronómicos y depender de algo tan majestuoso, pero la naturaleza es sorprendente. El escarabajo pelotero africano ha resultado ser el primer insecto que utiliza las estrellas para orientarse y, en concreto, el primer animal conocido que emplea la Vía Láctea. Aunque sus ojos son demasiado débiles para distinguir las constelaciones, el escarabajo utiliza el suave resplandor proveniente de la Vía Láctea para empujar su pelota de porquería en línea recta y asegurarse de que no vuelve atrás al montón de estiércol.  Además, se ha descubierto que se suben encima de sus bolas de estiércol para llevar a cabo una especie de «baile» de orientación durante el cual intentan localizar fuentes de luz que les indiquen el camino.”

Nunca me gustó ese bicho pero hoy me enseña una profunda lección: también yo puedo, pese a mi pequeñez, mirar las estrellas y orientar mi vida por la Luz. Y puedo usar mi mal para encaramarme y crecer.
¿Creen ustedes que Dios, que tanta ternura ha derramado en un escarabajo pelotero…no se deshace de amor con nosotros cuando, simplemente, le miramos?

1 comentario:

  1. Me encanta este artículo. Siempre aprendemos de las cosas pequeñas y sencillas.

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